Bienvenidos a esta primera entrada del patrimonio etnográfico que nos rodea, hoy queremos hablaros de los pozos de nieve de la Sierra de San Vicente.
En los alrededores del Convento de El Piélago, podemos encontrar algunas estructuras relacionadas con este, en concreto varios pozos de nieve, siendo el más importante el situado a escasos 150 metros del Convento en dirección Este, pudiendo acceder desde el camino que conduce a las antenas de telecomunicaciones.
Se trata de un pozo de unos 10 metros de profundidad y 8 de diámetro, con paredes de piedra, en superficie estaba formado por una planta cuadrada que lo cercaba y cubierta de madera, en los restos del muro parece haber alguna dependencia anexa, suponemos que sería alguna pequeña sala donde los frailes y trabajadores tendrían una hoguera para calentarse en la época de trabajo.
Los pozos de la sierra estuvieron en funcionamiento desde el siglo XVIII hasta mediados del siglo XX, siendo la venta de hielo una importante fuente de ingresos del Convento de El Piélago. El hielo era la única forma de refrigeración conocida. La nieve era portada hasta el pozo de nieve por carruajes, mulos o mediante bolas de nieve y se iba almacenando en el pozo intercalando capas de vegetación formada por paja o helechos, la nieve era pisada y al compactarse convertida en hielo.
El hielo era vendido en las localidades cercanas y sobre todo en la cercana ciudad de Talavera de la Reina, principalmete era aprovechado como conservante también con fines terapéuticos y para fabricar los helados de la época, parecido a los sorbetes actuales, en los que mezclaban zumos de frutas con hielo picado.
En la actualidad podemos observar los muros que formaban la planta cuadrada que cercaba el pozo y sustentaba la cubierta de madera y el impresionante pozo cubierto de vegetación.